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Un correo electrónico o mensaje directo lleva al acoso en línea lejos de un foro público, donde al menos hay testigos, y hace que esa agresión en línea se perciba tan direccionada como un láser e intensamente personal.

Cuando te enfrentes a un correo electrónico o un mensaje directo que percibas como violento, comienza por preguntarte si te causa intranquilidad. Confía en tus instintos. Si tienes dudas, puede ser útil evaluar la amenaza mediante preguntas que, preferiblemente, contestes en compañía de una amistad o familiar de confianza como caja de resonancia. Pero si crees que tú o sus seres queridos están en peligro inmediato, busca un lugar donde resguardarse que brinde mayor seguridad, avisa en tu lugar de trabajo y valora si la denuncia ante las autoridades es una opción. En caso de que creas riesgoso alertar en tu trabajo o con la policía, avisa a tus amistades y personas aliadas de confianza y  comunícate con organizaciones locales, nacionales o internacionales que defienden la libertad de prensa y los derechos humanos. Asegúrate de documentar todas las amenazas.

Si has recibido correos electrónicos o mensajes directos violentos, pero no sientes que tú o tus seres queridos corran peligro:

  • Captura, imprime y/o archiva los mensajes. En caso de que se intensifique el acoso o decidas informar a la policía, te servirá contar con el registro de todas las agresiones. Sigue los pasos de este manual para documentar el ataque.
  • Considera reportar el correo electrónico o mensaje agresivo en la plataforma. Si el mensaje proviene de un servicio de mensajería como Gmail, Hotmail, Facebook, Twitter, etcétera, informa a la plataforma.
  • No reenvíes el correo electrónico. Si necesitas compartirlo, copia y pega el contenido. Reenviar el correo electrónico puede hacer que pierdas importantes datos de enrutamiento codificados en el correo electrónico original, que sirven para rastrear su origen y que las autoridades pueden requerir más adelante.
  • Utiliza la función «bloquear remitente». Es posible que esto no ponga fin por completo al acoso por correo electrónico, ya que un remitente siempre puede crear una nueva dirección de correo electrónico desde la cual enviarte un mensaje, pero es una manera de comenzar y te ofrecerá un respiro momentáneo.
  • Configura filtros en tu servicio de correo electrónico. Si tienes la intención de monitorear a la persona que te está enviando mensajes violentos y/o planeas pedir apoyo a alguien cercano para que te ayude a hacerlo, considera configurar un filtro que dirija esos correos electrónicos a una cuenta alternativa. De este modo no será necesario que veas ese contenido regularmente sino sólo cuando tú o la persona de tu confianza necesiten verificar el estado de los correos electrónicos que la persona acosadora continúa enviando, y además tendrás un lugar para almacenarlos.
  • Considera alertar en tu trabajo, especialmente si el mensaje involucra amenazas, discurso de odio, acoso sexual, imágenes íntimas no consensuadas o cualquier otra forma de acoso que te haga sentir bajo amenaza o te haga daño. Quizás en tu trabajo puedan brindarte apoyo adicional e incluso podría ser que se conozcan o se rastreen incidentes similares en toda la institución o empresa. Si no sabes cómo acercarte a tu superior, estas Recomendaciones para hablar en tu trabajo sobre la situación de acoso que estás enfrentado pueden ayudar.
  • Sólo responde al remitente en circunstancias muy específicas. A menos de que tengas total certeza de que el contenido del mensaje no representa un amago o amenaza, es mejor no interactuar con la persona agresora de ninguna manera. Estas interacciones rara vez son productivas y a menudo provocan más acoso. Por el contrario, si el contenido del mensaje no es intimidante y crees que interactuar con el atacante podría ayudarte, consulta aquí cómo practicar el contradiscurso de forma segura.