En una situación de acoso en línea, es importante definir qué riesgos corres, pero sobre todo si peligra tu integridad física. La siguiente guía, desarrollada en consulta con especialistas en seguridad de reconocidos medios de comunicación, puede ayudarte a evaluar tu percepción de seguridad.
Importante: esta información se ofrece sólo con fines educativos. Tú eres quien se encuentra en la mejor posición para evaluar tu seguridad. Sigue tu instinto y confía en tu juicio.
“Recuerda: ¡no es tu culpa! Busca el apoyo de tu red de contactos, acércate a alguien que conozcas que ya haya pasado por una situación similar”. Alberto Escorcia, periodista e investigador en redes que ha enfrentado agresiones en línea.
Cuando te atacan en línea, debes realizar una evaluación objetiva del nivel de amenaza a tu seguridad tanto física como digital. Lo primero que tendrás que preguntarte es si el ataque te hace sentir vulnerable, en peligro.
El acoso en línea se presenta de muchas formas y las personas que ya han sido objeto de este tipo de agresiones –pertenezcan a grupos demográficos específicos, cubran información vinculada con corrupción, crimen organizado o temas relacionados con comunidades activas en línea– tendrán opiniones y perspectivas diferentes sobre su propia seguridad. Las mujeres, por ejemplo, reciben formas sexualizadas de acoso en línea en proporción mucho más alta que los hombres y también tienen muchas más probabilidades de ser agredidas sexualmente, por lo que es comprensible que puedan responder con miedo a intimidaciones en línea sexualmente explícitas.
Para que tengas más clara tu percepción de seguridad, plantéate estas preguntas:
- ¿Conoces a la persona que te acosa? Si es así, ¿crees que es capaz de intensificar el acoso?
- Si no te es posible identificar al o la atacante, piensa: ¿quién tendría interés en atacarte y por qué? ¿Con qué tipo de recursos (humanos, financieros, técnicos) cuenta o podría conseguir para hacerlo?
- ¿Los mensajes de quien te acosa contienen datos personales específicos sobre ti o personas cercanas a ti (tu ubicación, tu lugar de trabajo, el nombre de la escuela de tu hijo o hija)? ¿Incluyen detalles que sólo pudieron haber sido obtenidos a través de la vigilancia o escucha?
- ¿Tu acosador/a ha hecho una amenaza explícita que te menciona específicamente, con detalles concretos como hora y lugar? Por ejemplo: en lugar de «¡Alguien debería lastimarte!» te dice «¡Así es como te voy a hacer daño!».
- ¿Ves indicios de irracionalidad en tu acosador: está usando su nombre real, dirección de correo electrónico real, número de teléfono real o se está identificando abiertamente mientras te amenaza?
- ¿Tu acosador sigue un patrón de conducta: te está atacando o amenazando repetida y sistemáticamente?
- ¿Has notado algún cambio en el acoso o las agresiones? ¿Se han intensificado? ¿Ha escalado el tono intimidatorio?
- ¿Tus cuentas han sido hackeadas?
- ¿Tu acosador ha empleado sin tu consentimiento imágenes tuyas sexualmente explícitas?
- ¿Te preocupa que el contenido de los mensajes que tu acosador difunde tengan un impacto negativo en tu vida personal o profesional?
- ¿Los mensajes contienen imágenes o palabras comúnmente usadas por organizaciones o grupos que son físicamente violentos (el crimen organizado, por ejemplo)?
Responde con sinceridad y confía en tus instintos. Intenta discutir estas preguntas con una persona cercana, familiar o colega de confianza, a fin de contar con una perspectiva externa. También puedes consultar esta guía de la EFF.
El acoso en línea que enfrentan las y los periodistas en países de América Latina puede provenir de individuos, grupos detractores de los derechos humanos, ejércitos de troles, comunidades machistas, funcionarios públicos, empleadores, criminales e incluso de personas del mismo gremio. Varían los recursos con que cuentan estos actores, así como el alcance de sus acciones. Identificar los tipos de agresiones que estás recibiendo y, de ser posible, el tipo de agresor, te será de utilidad.
Si respondiste “sí” a cualquiera de las preguntas anteriores, o si consideras que el acoso que enfrentas proviene de actores con intenciones que pueden trascender el espacio digital, te recomendamos:
- Acudir a alguna organización que ofrezca apoyo en este tipo de casos. Podría informarte sobre los pasos a seguir, emitir una alerta, hacer una evaluación del riesgo junto contigo o tomar medidas de seguridad.
- Consultar la sección de recursos legales en este manual y buscar asesoría o acompañamiento legal.
- Considerar la posibilidad de informar a la persona o empresa que te emplea.
- Documentar los rastros relacionados (mensajes, fotos de perfiles, nombres de usuario) con los diferentes tipos de agresiones en línea que estés enfrentando; eso te servirá para tomar decisiones más acertadas en torno a tu seguridad, discernir y situar las agresiones, identificar escaladas o patrones e incluso identificar la fuente.
- Pedir apoyo a personas que hayan experimentado situaciones similares, quienes podrían aportar su experiencia, compartir contactos o recursos que les hayan funcionado y ampliar las posibilidades de respuesta al acoso que enfrentas.
- Migrar a servicios que proporcionen cifrado de extremo a extremo, como Signal, ProtonMail y TutaNota, si crees que tus comunicaciones están intervenidas. Hay personas que optan por conseguir un equipo telefónico o de cómputo distinto a los que son sospechosos de estar intervenidos. Elimina otros dispositivos que puedan tener acceso a tus cuentas y evita que éstas sean hackeadas.
- Aplicar a la brevedad medidas de protección contra el doxeo para no dar oportunidad a que te ataque un ejército de troles.
Recuerda evaluar paso a paso tu seguridad antes de tomar cualquier decisión, pensando cuál sería el impacto y la respuesta del agresor ante las acciones que pongas en práctica.
Quizá tengas razones para creer que el acoso proviene del Estado. De ser así, además de las recomendaciones anteriores, es clave que contactes a una organización internacional que proporcione apoyo en estos casos y te ayude a valorar qué tan seguro, pertinente y necesario sería crear una estrategia de visibilización pública.
Si aún dudas sobre qué hacer, consulta la Guía de Autoprotección Digital Contra la Vigilancia de EFF. También vendrá bien la lectura de este artículo de GIJN [en inglés] sobre cómo identificar bots, troles y botnets.